Con el paso de los años, los abusos que sufrió en su infancia marcaron su vida. A los 13 años, Arthur Budzinski, fue abusado sexualmente por el sacerdote Lawrence Murphy. Budzinski relató que el abuso, algunas veces se dabe duarante la confesión, y otras en medio de la noche en los dormitorios de la escuela. Sus familia confió la educación al sacerdote, y Budzinski no podía contárselo a sus padres, por que ellos desconocían el lenguaje de signos. La víctima tiene capacidades especiales, no habla y no escucha. Sin embargo, hoy a sus 61 años denunció el maltrato, bajo la ayuda y traducción de su hija.
Para el psicólogo, Roberto Galarza, este tipo de abusos marcan la vida de una persona para siempre. “Estos niños-adultos que ahora se atreven a denunciar el hecho, llevan consigo la carga de abuso toda la vida. Y ahora a la madurez de sus años, se recrea la injusticia y buscan una salida”
Así como Budzinsky, existen 200 niños más que fueron sometidos a abusos entre 1950 y 1974 por el sacerdote Lawrence Murphy, quien impartía clases en la escuela para discapacitados auditivos de Saint John, en Wisconsin (Estados Unidos). El 26 de marzo, este caso de pederastia tomó fuerza y hoy sacude al Vaticano.
Tres sucesivos arzobispos de Wisconsin supieron que el sacerdote Murphy abusaba de los niños, pero nunca lo reportaron a las autoridades competentes. Entre 1981 y 2005, Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI actualmente, fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y entre sus responsabilidades estaba examinar a fondo los desvíos sexuales de los clérigos, expulsiones y canonizaciones.
Entre esos años, recibió la advertencia de que era necesario resolver las violaciones del padre Murphy. Un obispo envió dos cartas a Ratzinger para evaluar el caso, pero no hubo ninguna respuesta por parte del actual pontífice. Poco después, su asistente, el cardenal Tarcisio Bertone, suspendió el proceso de arquidiócesis en Estados Unidos. Con el tiempo el propio Murphy escribió al futuro Papa. En su carta pedía clemencia y perdón por sus faltas, pero Ratzinger tampoco dio una respuesta al pedófilo. Murphy muere en 1998 sin ninguna sanción y sin nunca haber dejado de ejercer sus funciones clericales.
Marcelo Riofrío, Teólogo, sostiene que la pedofilia toma fuerza porque la Iglesia no prepara sus discípulos en un ambiente adecuado, y esto no permite su maduración, ya que no se excluyen de las tentaciones con el mundo.
El 26 de marzo, el caso de pederastia del padre Murphy desató una ola de escándalos y acusaciones contra curas pedófilos, tras la publicación del diario New York Times, que obtuvo las declaraciones y sentencias de los abogados Jeff Anderson y Mike Finnegan, los cuales están llevando los casos de cinco de las víctimas de abuso del sacerdote Murphy. Actualmente, el hecho sacude al Vaticano y conmociona a todos los católicos, especialmente de Europa y Estados Unidos.
Ante este hecho el papa Benedicto XVI fue acusado por importantes medios de comunicación alemanes y estadounidenses por pasar por alto los abusos de sacerdotes cuando era arzobispo de Múnich, en Alemania, y durante su cargo como prefecto de la Doctrina de la Fe, antes de ser elegido en el 2005 como pontífice.
El Vaticano se defiende asegurando que el cardenal Ratzinger, durante sus cinco años de cargo ha realizado un buen trabajo, tomando audaces medidas para enfrentar el problema de pedofilia que la Iglesia acarrea durante varias décadas.
Sin embargo, para el sociólogo, Jorge Aguirre, la única manera de limpiar la sombra que han dejado los casos de pederastia, es dejando en manos de la justicia a los culpables. “Justicia es la solución, y no renuncias o pago de indemnizaciones a las víctimas”
Por otra parte, defensores de Benedicto XVI, sostienen que otros pontífices sobrevivieron a mayores escándalos. En el siglo XV, el papa Alejandrino VI participó en conspiraciones políticas y tuvo innumerables amantes e hijos.
No obstante, en la actualidad, el Vaticano está más presionado, no sólo por los feligreses católicos, sino también por el Gobierno alemán, el cual exige transparencia en torno a los abusos cometidos actualmente, como en el pasado. Alemania sostinene que algunos de los sacerdotes acusados por pedofilia hace algunas décadas, siguen ejerciendo su labor y hacen parte del clero.
Ante este hecho, el abogado, Wilmer Sarango, sostiene que dejar impunes estos abusos, van en contra del código penal internacional. “No importa si el individuo forma parte de una institución como la Iglesia. Es un ciudadano común y esa falta le da una pena entre 8 a 16 años de cárcel”.
Ante esto el Vaticano sostiene, que para los casos más graves de pedofilia, el Papa inmediatamente puede despojar de sus hábitos al sacerdote acusado, es decir secularizar.
El fin de la tradición de no casarse, no tener una pareja sentimental, y no tener relaciones sexuales, es decir el fin del celibato. Es un alternativa para disminuir los comportamientos pedófilos. Sin embargo, hoy por hoy es una discusión prohibida para la Iglesia católica. “El celibato es y será una de las raíces más profundas del catolicismo”, sostiene Aguirre.
Sin embargo, el 19 de abril, el Vaticano dijo que se encuentra a favor de las víctimas. Tras semanas de conversaciones, y se comprometió en un documento a entregar a la justicia social a los sospechosos de abusos sexuales a menores.
Con este acontecimiento mediático, la fe católica está en riesgo. Es hora que la sociedad y mucho más la Iglesia se pregunte si ¿la pedofilia es un pecado o un crimen?
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